«Aquí chicas policía no quiero». Esa fue la sentencia con la que recibieron hace 37 años a Lola Nebot al presentarse junto a una amiga --Rosana Gallardo, actual inspectora de Vila-real-- a las pruebas selectivas de la Policía Local en la Vall d’Uixó. Tras sacar un 10 en todas ellas, la reacción de los superiores fue: «No he podido hacer nada». Se ganaron a pulso el derecho.

Mucho ha llovido desde entonces. Lola se ha jubilado esta misma semana con la memoria íntimamente ligada a una ciudad en la que forjó su carrera.

La historia de Lola Nebot como agente de la Policía Local es la de una saga, porque desde que tiene uso de razón ha vivido una vocación que la une a su abuelo, su padre, sus hermanos, todos policías en Castelló. Acudió a probar suerte a la Vall, pese a ser de la capital de la Plana, «porque medía 1,62 y en Castelló pedían 1,65». Que el consistorio valldeuxense fuera más laxo en esa exigencia fue el origen de una trayectoria profesional dilatada, «llena de grandes recuerdos» y otros «muy duros», de los que marcan para siempre, como cuando fue testigo directo de la muerte de quien fuera su compañero durante una década, en el tiroteo de un tristemente mediático atraco.

Hoy, tanto años y tanto vivido después, recuerda las palabras de su padre: «Dedícate a lo que de verdad te guste, porque entonces no trabajarás nunca». Así se ha entregado a su oficio. «Me voy muy agradecida a la gente de la Vall», aseguró el primer día del resto de su vida.