El delfín que fue rescatado la pasada semana en la playa del Morrongo de Benicarló ha fallecido. Según explica el veterinario responsable de los programas de conservación del Oceanogràfic, José Luis Crespo, tuvo que ser sacrificado al tener una bacteria parasitaria que no tenía cura. Por tanto, los profesionales optaron por la eutanasia para evitar el sufrimiento innecesario de este animal, del que se calcula que hay cerca de 16.000 ejemplares en las aguas valencianas.

Su hallazgo coincidió con los aparecidos en los últimos días en la playa de Torre la Sal de Cabanes y en el litoral de Xilxes, aunque en estos dos casos no se pudo hacer nada por salvarlos. A pesar de que estos sucesos se han producido en un escaso espacio de tiempo, Crespo apunta a que se trata simplemente de una «llamativa coincidencia» que se engloba dentro de la dinámica de población de este mamífero marino.

Por el viento

«No se ha detectado ningún factor de mortalidad inusual», resalta este experto, quien remarca que la aparición de los delfines en la orilla responde a las condiciones climatológicas, es decir, a las rachas del viento de levante que arrastran a los animales que ya están muertos o que padecen algún tipo de enfermedad hasta llegar a la costa.

Al año fallecen, según el registro del Oceanogràfic, entre 40 y 60 delfines en nuestras playas, aunque este número se antoja mayor si se tiene en cuenta que un elevado número de estos mamíferos lo hacen mar adentro. El equipo de rescate del Oceanogràfic, que auxilia a aquellos animales marinos que presentan algún problema o enfermedad, está conformado por veterinarios y biólogos. Estos se encargan de analizar las causas de la muerte o de su recuperación.