La medida más controvertida de las obras de mejora de la seguridad vial en la carretera CV-141 de Peñíscola, la colocación de un bordillo que separa físicamente los dos sentidos de la circulación, pasó ayer a la historia. Tras la reunión mantenida el pasado jueves entre representantes del consistorio y la Conselleria de Obras Públicas --encargada de la ejecución de los trabajos-- expusieron una alternativa técnica, de modo que la mayor parte de la mediana, que estaba prácticamente concluida, es eliminada, para dejar separaciones en algunos puntos determinados de la vía.

Esta barrera había generado un amplio rechazo vecinal, al considerar que esta apuesta iba a generar grandes problemas de circulación en la principal entrada a la ciudad, ante casos como accidentes, la llegada de servicios de emergencia o el paso de vehículos que discurren a poca velocidad. Ahora, uno de los principales objetivos es conseguir que esta inversión autonómica de más de un millón de euros quede finalizada lo más pronto posible, para no entorpecer el tráfico en la temporada de vacaciones.

El alcalde, Andrés Martínez, mantuvo un encuentro con representantes de otros partidos en el consistorio y afirmó que tras el verano analizarán «los efectos de la solución aportada por la Generalitat», por si tienen «que reclamar alguna medida adicional». Las obras dieron comienzo el pasado mes de octubre.