La firma Arcillas Vega del Moll ostenta una concesión minera en Morella desde el año 2000. Su principal objetivo es la explotación en la zona de unas tierras que viajan a diario hasta la Plana para proveer a las grandes industrias cerámicas. Pero, además, tiene una meta más desconocida. Durante dos décadas ha invertido más de 1,5 millones de euros para rescatar la historia de Els Ports que aparece en la mina.

Excavaciones en el Mas de Palau, a finales del año pasado (Foto: Javier Ortí).

Cuando crearon la empresa, en 1998, sus directivos desconocían los tesoros que escondía el terreno arcilloso en el que comenzarían a trabajar. Tal y como rememora su gerente, María José Adelantado, les dijeron «que seguramente aparecerían restos de dinosaurios», pero no imaginaban lo que han sacado a la luz en estos 20 años.

La compañía adquirió entonces el compromiso con la Generalitat de avisar sobre la existencia de restos fósiles. «Nuestra obligación es notificar los hallazgos, pero poco después de empezar nos dimos cuenta de que no pararían de salir y fue entonces cuando decidimos incorporar un paleontólogo en plantilla para que gestionase estos descubrimientos», explica Adelantado.

Apuesta por el patrimonio

José Miguel Gasulla, doctor en paleontología y presentador del espacio La paleontologia en la província, que emite Medi TV los viernes a las 19.30 horasLa paleontologia en la província, es el encargado de estudiar los huesos que revela la mina. «Vega del Moll trascendió a sus obligaciones legales y apostó por la conservación y puesta en valor del patrimonio. Gracias a esta decisión, hoy conocemos mejor nuestro pasado, con unos hallazgos que han tenido una repercusión internacional de primer orden», señala.

El descubrimiento más actual es un yacimiento visigodo (Foto: Javier Ortí).

«Desde el yacimiento arqueológico visigodo del siglo VI hasta el dinosaurio Morelladon beltrani, nos enorgullece haber apostado por rescatar el pasado», afirma Adelantado.

Maqueta del autóctono 'Morelladon beltrani'.

Esta decisión también esconde una reivindicación. «Este modo de trabajar evidencia que la actividad minera es compatible con el cuidado del medio ambiente y la preservación», dice la gerente.

Fémur de más de un metro a las dos semanas de comenzar a trabajar

Las primeras sorpresas llegaron 15 días después de iniciar la actividad en el 2000. «Aparecieron los primeros fósiles y, entre ellos, un fémur de 1,2 metros. No lo podíamos creer», recuerda Adelantado. Desde entonces, los yacimientos han aflorado a lo largo de dos décadas. «Hemos localizado 21 con muchos restos y más de la mitad se han convertido en relevantes investigaciones científicas», concreta Gasulla.

A lo largo de estos años han documentado nuevas especies, como el Morelladon beltrani. Este proceso ha supuesto para la empresa un gasto que supera el millón y medio de euros. «Hemos invertido en investigación y promoción. Por ejemplo, financiamos dos maquetas a escala real que donamos al museo Temps de Dinosaures de Morella y sufragamos la publicación de estudios, su presentación y difusión científica», señala Adelantado.

Todo surge de las entrañas de la Vega del Moll, una mina con todavía mucho por descubrir.