El paisaje protegido de la desembocadura del río Millars, gestionado por los ayuntamientos de Almassora, Burriana, Vila-real, la Diputación de Castellón y la Generalitat valenciana, se ha vuelto a quedar sin agua en varios tramos del curso fluvial, tras mantener un caudal abundante y continuo desde el puente de la CV-10 hasta la desembocadura con el mar Mediterráneo.

Las abundantes lluvias del último episodio de gota fría ocurrido durante el mes de octubre hicieron que se produjeran continuas sueltas de agua desde los dos embalses del tramo medio, como son Arenoso, en la Puebla de Arenoso; y Sitjar, en Onda. Esto provocó que durante más de 70 días los visitantes disfrutaran de un paisaje particular, que benefició enormemente la presencia extraordinaria de muchas especies de aves en migración y la entrada río arriba de multitud de peces, indicaron ayer desde el ente.

Esta situación no se producía desde hacía más de un año. «De hecho, lo más habitual es contemplar los últimos 10 kilómetros con agua intermitente, principalmente desde el pantano de Santa Quitèria hasta la depuradora de Almassora», dijeron.

Ahora, el azud de Vila-real ha frenado el avance del agua del Millars y por el azud de las Revallaores tampoco salta el agua. Esta circunstancia provoca cambios en el río, se crean charcos donde quedan atrapados los peces, lo que atrae a aves pescadoras.