«Líbranos de calentura, de langosta, rabia y peste». Así reza el estribillo de los Gozos a la patrona de Almassora, Santa Quitèria. Unas peticiones que sonaban a pasado hace no mucho y que hoy ha actualizado el coronavirus, que, si bien ha impedido que la localidad celebre los tradicionales festejos en su honor, no ha podido erradicar la devoción que los vecinos sienten por ella.

Centenares de fieles procesionan desde el lunes a la iglesia de la Natividad para mostrarle su fervor y, por qué no, pedirle que les libre de la actual peste. El cura de la parroquia, Juan Ángel Tapiador, y el Ayuntamiento acordaron hace unas semanas trasladar a la patrona de la ermita al pueblo para que compartiera con los vecinos las fechas que rodean al 22 de mayo, día de su festividad.

Paso a la fase 1

Es una iniciativa posible gracias al paso a la fase 1 y que ha sido muy bien acogida por los más devotos, que pueden acceder al templo a visitarla de 12.00 a 13.00 y de 18.00 a 19.45 horas. «A pesar de que el aforo es muy reducido, el horario que ha facilitado la parroquia permite que cada día pasen a ver a la patrona decenas de personas en condiciones de seguridad», señala la concejala de Fiestas, Isladis Falcó.

«Ha sido un acierto y la gente viene con mucha tranquilidad y es muy respetuosa», asegura por su parte Tapiador, que destaca la «emoción» de la gente cuando se acerca a la imagen de la patrona: «Aquí la devoción es muy arraigada». Una devoción que se compagina con la protección, de la que se encargan un grupo de voluntarios. Y es que los vecinos deben acceder a la parroquia por la puerta principal, donde se les dispensa gel desinfectante y «es obligado el uso de mascarilla».

Desde ese punto acceden por el pasillo central hacia el altar mayor, acotado por unas cintas, en el que se encuentra la talla. Frente a ella, respetando las distancias, y no más de cinco minutos para evitar aglomeraciones, se congregan estos días cientos de habitantes. Con los sentimientos a flor de piel, abandonan el templo por la puerta de la plaza, donde de nuevo son desinfectados. El templo cierra sus puertas después de la misa de las 20.00 y recibe una limpieza a fondo cada noche.

Misa mayor en la Natividad

Santa Quitèria lucirá este viernes repleta de flores. Ayer hubiera tenido lugar la ofrenda y son muchos los residentes que la han hecho efectiva. Así, la iglesia acogerá a partir de las 12.00 la misa mayor, con las puertas abiertas, pero acceso restringido y no más de dos personas por banco. Tal y como confirmó Tapiador, asistirán ocho componentes de la corporación municipal --«como representantes de tantos vecinos que este año no podrán asistir», asegura Falcó»--, una pequeña delegación de la Junta de Santa Quitèria y de los portadores de la peana, y un representante de cada cofradía. Así, calculan que unas 60 personas podrán presenciar la ceremonia en directo.

Después, tendrá lugar un simbólico reparto de calderes, en el que distribuirán de forma simbólica raciones de arroz a las dos residencias para rendir tributo a los mayores.