En 1990, hace ahora 30 años, el paraje de Els Estanys de Almenara, actualmente el humedal más grande la provincia, estuvo a punto de desaparecer por la descontrolada extracción de agua para el cultivo de arroz, que se encuentran a escasos metros, en las fincas de Ferrer y Raga.

Enric Amer, dirigente de la asociación Acció Ecologista Agró, recuerda que la proximidad del pozo de extracción -a unos 50 metros- fue el detonante para que empezase la lucha judicial. "Nos llevó varios años de desencuentros con las personas que estaban al frente de esta finca y que su única finalidad era el seguir cultivando arroz, sin pensar en el grave problema que estaban ocasionando a Els Estanys", rememora.

Ese conflicto duró cinco años y durante este lustro siguieron las extracciones de agua que directamente dañaron de manera importante a este paraje, que lo dejaron completamente seco. "La verdad fueron momentos muy duros porque veíamos como desaparecían Els Estanys", explica.

Los primeros brotes verdes

Pero a finales del siglo XX se produce un cambio radical de la legislación en la Marjal d’Almenara, que abarca desde Sagunto (Valencia) y hasta Moncofa. La nueva ley de Aguas obligaba la protección de todos los humedales, una revolución legal de protección que había que aplicar a la Marjal d’Almenara, que en ese momento prácticamente toda su extensión estaba en manos privadas, con grandes fincas junto a cientos de pequeños propietarios de las distintas localidades que la comprenden y en un momento de crisis agraria de precios y aumento costes de producción y sus propietarios se encuentran en la perspectiva de recalificar sus terrenos para usos urbanísticos por la proximidad al mar.

Después de luchar para evitar la desaparición de Els Estanys, comenta Amer, "nos encontramos con una situación muy crítica porque la quiebra de Pascual Hermanos propició la conveniencia de negociar el regreso a propiedad municipal en compensación de las deudas de esta empresa y conseguimos el permiso para inundar de agua una gran parte de los terrenos que se pusieron en venta", relata.

El Ayuntamiento de Almenara les dio el visto bueno para que los terrenos, que pasarían a ser municipales, y se pudiese llevar a cabo un proyecto con Consumo-Eroski para la reintroducción del calamón. "Rehacemos algunas compuertas y diseñamos un bypass para reintroducir a la futura zona pública las aguas bombeadas por los propietarios de la finca de La Calzada y otros del Canal de Torreblanca. También hicimos un estudio de la flora de las finca para proponerla como microrreserva de flora, una figura nueva y exitosa de la Consejería de Medio Ambiente que en su día pudo reportar algún ingreso en el Ayuntamiento", apunta Amer.

A todos estos problemas seguía la problemática con la extracción de agua descontrolada, pero "finalmente la decisión más importante fue la denuncia a la Confederación Hidrográfica del Júcar la sobreexplotación y los nefastos efectos medioambientales producidos por los dos pozos de Antonio Ferrer, hechos a escasos metros de Els Estanys. Igualmente pedimos a la CHJ un estudio para la protección del marjal. Las dos cosas se ponen marcha y cinco años después, en 2000, la Confederación nos da la razón y cierra los dos pozos de Ferrer", explica.

Fueron muchos años de lucha que tuvieron como finalidad salvar la Marjal d’Almenara, aunque el peligro inminente fue la desecación de Els Estanys, que son la fuente de vida de la propia Marjal y hoy en día la provincia de Castellón y la Comunitat pueden presumir de un espacio natural, "que se encuentra dentro del catálogo Ramsar -Convenio relativo a los Humedales de Importancia Internacional- y que las futuras generaciones deben de seguir manteniéndolo", concluye Enric Amer.