De la Vilavella a Benafigos, y de ahí a la Jana. No hay dos sin tres en la historia de los ediles díscolos del Partido Popular en Castellón. La última en incorporarse a esta particular lista es la que fuera candidata a la alcaldía por la localidad del Baix Maestrat, Lucía Clemente. «Dedicamos nuestras horas libres a la política y no nos dan ni las gracias», reprocha a los dirigentes comarcales y provinciales de su --hasta ahora-- formación.

También expresa que solo son objeto de atención de sus mandos superiores «cada cuatro años, para exigirnos que hagamos listas, y luego, de vuelta a sus sillones». El desahogo de Clemente en las redes sociales encontró una instantánea solidaridad por parte de los otros dos concejales que ya dieron el paso de abandonar al PP.

«Mucha fuerza, suerte y a por todas», fue el comentario lanzado por Abelardo Zaragoza, el cabeza de cartel de la Vilavella y que fue uno de los grandes protagonistas de la jornada de investidura, al no presentarse al pleno, y dar así la alcaldía al socialista Manel Martínez. Una acción que tuvo como siguiente capítulo una tensa toma de posesión de su acta, en la que tuvo que estar escoltado por los agentes de la autoridad.

«De maravilla»

El número uno de Benafigos, Pedro Quiralte, respondió a los buenos deseos lanzados por la edila de la Jana con un «gracias a Dios, estoy de maravilla. Ojalá todas la situaciones complicadas de la vida sean éstas», y finalizó con «un abrazo, pareja», dedicado a Clemente y Zaragoza. Quiralte y su compañera de candidatura Carmen Castro, no fueron a la sesión de investidura de Sara Escrig, la más votada. La abstención del PSOE hizo posible el nombramiento.