La implantación, el próximo curso, de la asignatura de religión islámica en la provincia dio ayer un giro. Después de que la Conselleria de Educación asegurara a este diario la implantación de esta oferta en dos colegios de Almassora, uno de Altura y otro de Segorbe, con las consiguientes peticiones de explicaciones por parte de los alcaldes de los dos primeros municipios y la oposición a la materia del equipo de gobierno del tercero, desde el departamento autonómico puntualizan que están abiertos a reconsiderar las localizaciones seleccionadas. «Nosotros vamos a revisar lo que haga falta», aseguran.

«Todavía no están cerradas las poblaciones», matizan. Y añaden que tras las reuniones realizadas con la Comisión Islámica hicieron una radiografía de la demanda y llegaron a la conclusión de que «la oferta debe establecerse en diversos centros para evitar guetos», explican. «Las localidades se seleccionarán atendiendo a la demanda real», apuntan. Y aclaran que de esta forma serán determinantes «los indicadores de la población que profesa esta religión» en cada municipio.

EXCEPCIONES // Desde la Conselleria de Educación recuerdan: «Éramos de las pocas autonomías que no ofrecíamos esta opción». Y añaden que es el Ministerio de Educación el que tiene las competencias en esta materia.

También remarcan que esta asignatura se ofertará en el horario en el que las familias pueden elegir ahora que sus hijos cursen religión católica o alternativa.

Desde la AMPA del colegio Embajador Beltrán de Almassora, uno de los dos de la localidad elegidos, junto al Hermanos Ochando, se muestran a la expectativa «Nos dicen que no hay nada claro, pero pensamos que es una opción más. No creo que nos deba llevar a un enfrentamiento», indican desde la asociación.

Sin embargo, la alcaldesa del municipio mostró el miércoles su oposición frontal a la selección alegando que no existe una demanda social en el municipio.

Desde el Ayuntamiento de Altura resaltan que la medida va en contra de las líneas seguidas por el Consell hasta ahora y en Segorbe reclaman la laicidad en la educación pública, dejando la religión fuera de las aulas.