Morella celebró ayer el segundo día de la festividad de Sant Antoni. En esta edición, los mayorales, el grupo de amigos que cumplió durante el 2019 sus cincuenta primaveras, fueron quienes se encargaron de organizar todos los festejos y preservar la tradición.

La programación fue completa e intensa. Así, por la mañana los actos religiosos tuvieron protagonismo con la procesión y la misa en honor al santo. A mediodía, la casa cofradía quedó pequeña con el reparto de panoli y el posterior desfile de les Grupes. Más de 30 caballerías desfilaron engalanadas y montadas por mayorales y colaboradores vestidos con ropajes tradicionales.

Por la tarde, llegaron los actos más distendidos con las representaciones costumbristas. En este sentido, las calles de Morella se llenaron de actividad con la representación de los oficios campestres. La sembrà, la llaurà y el mondongo recrearon las principales labores agrícolas y ganaderas que se desarrollan a lo largo del año en el municipio.

Otra de las escenificaciones más esperadas fue El Contrabando. Un año más, Carabineros y Contrabandistas propiciaron los momentos más divertidos en la peculiar obra teatral itinerante.

La función aborda cada año el mismo guión, pero suma nuevos temas de la vida política española y de la realidad social morellana. Contrabandistas con caballos cargados de ilegales, propios de la época del contrabando, escapan del cuerpo de Carabineros. Los delincuentes burlan a la autoridad, pero el cuerpo armado consigue detenerles y ajusticiarles en pelotón de fusilamiento.

Morella cierra hoy la festividad en honor al patrón de los animales con la tradicional misa en memoria a los cofrades difuntos.