Las majestuosas voces en latín con modos gregorianos de los cantores y el repique pausado y trascendente de las campanas de la parroquia de la Transfiguración del Señor de les Useres volvieron a marcar ayer el inicio de una de las peregrinaciones más importantes de toda la Comunitat.

Els pelegrins partieron hacia Sant Joan de Penyagolosa, un santuario que la Diputación de Castellón anunció que convertirá en un recurso turístico de primer orden, con la restauración y dinamización del conjunto arquitectónico, destino de ancestrales rogativas, como la de les Useres.

A las 8.00 horas, el centro de la población reunió a centenares de vecinos y visitantes, que una vez más quisieron participar en esta tradición medieval, una de las que mejor conserva sus peculiaridades y simbolismos en sus diversos aspectos. Los 12 peregrinos y el guía, acompañados por el sacerdote, los tres cantores, el representante del Ayuntamiento, los clavarios, el depositario, las promesas y el grupo de las càrregues, que llevan lo indispensable para comer y beber durante el trayecto, iniciaron el duro camino hasta el Penyagolosa, el pico provincial que el escritor inglés Jason Webster, nacido en California (EEUU), denominó la «montaña sagrada» en el libro que escribió bajo el mismo titulo. El objetivo quedaba más que claro y supone renovar una promesa heredada de los antepasados: pedir salud, paz y lluvia. Una representación que recuerda la figura de Jesucristo y los 12 apóstoles.

LA AGENDA // Los peregrinos recorrerán durante dos jornadas los 70 kilómetros que conforman esta peculiar y única rogativa. La primera parada tuvo lugar en el ermitorio de Sant Miquel de les Torrocelles. Allí se celebró la eucaristía y después comieron para reparar fuerzas. El punto final fue la subida a la Lloma de Bernat y el Marinet. Ya con la oscuridad de la noche, entraron con toda solemnidad en Sant Joan.

Hoy, a mediodía, los penitentes abandonarán el santuario para regresar a les Useres.