Si hay un acto en Benicarló donde queda patente el talante colaborador de la ciudadanía es, sin duda, el de l’embolicà. Cada año, la Cofradía de Sant Antoni Abat solicita el favor de la gente para que acuda a ayudar a envolver las cocas que elabora la entidad y la respuesta al llamamiento es multitudinario.

Este año no ha sido una excepción y durante la jornada de ayer una legión de voluntarios (más de 300 personas) llenaron hasta la bandera la carpa ubicada en la plaza Constitución para cumplir con el cometido que les encargó la cofradía.

Por delante tuvieron una intensa tarde de trabajo consistente en envolver con papel cebolla las montañas de cocas que se apilaban sobre mesas interminables. E, igual que sucedió a la hora de elaborar el típico dulce de la repostería benicarlanda, la tarea se distribuyó de forma que todo funcionase como una maquinaria bien engrasada. Así, mientras algunos miembros de la entidad cortaban las resmas de papel con la medida adecuada para cada unidad, otros procedían a espolvorear con azúcar glaseado los montones de cocas para que los voluntarios las envolviesen.

Teniendo en cuenta que elaboraron más de 150.000 cocas, culminar la tarea llevó algunas horas. «La verdad es que llega un momento que, cuando llevas mucho rato, pierdes la cuenta de las cocas que hay», aseguraba Juanjo Marzá, presidente de la cofradía que organiza el festejo en honor del santo patrón de los animales.

Agradable reunión

Sin embargo, los hacendosos voluntarios restan importancia a su labor y consideran que es una agradable actividad. «Nosotras venimos todos los años, es una buena excusa para reunirnos y, mientras vamos haciendo faena, charlamos y nos ponemos al día de todo lo que ha pasado y está pasando», confesaba un grupo de amigas.

Entre los asistentes, había familias enteras que se suman al proceso y padres, hijos y abuelos se afanaban, en sana competición, por envolver el máximo número de dulces piezas.

Tampoco faltaron a la convocatoria la alcaldesa de Benicarló, Xaro Miralles, y miembros de la corporación municipal, por cuanto l’embolicà no sabe de colores políticos y todos trabajan en unión y armonía alrededor de una misma mesa.

Y, por aquello de que todo trabajo tiene su recompensa, los voluntarios recibieron la bendición del conciliario de la cofradía y fueron premiados con una suculenta merienda, que sirvieron las mujeres y la dama de la entidad, María Taus.