El Museu de la Taronja de Burriana cerró sus puertas a punto de acabar el verano del 2012, cuando arrastraba un año sin pagar el salario de las trabajadoras. Con todo, las afectadas tuvieron que seguir acudiendo a su puesto laboral hasta que, tras la pertinente denuncia, un juez resolvió su situación. La última de ellas dejó de ir diariamente a la instalación a finales del mes de septiembre, cuando la resolución fue firme.

No obstante, un sexenio después de reconocer los impagos siguen sin percibir el dinero del patronato. De hecho, la última nómina, con retrasos, les llegó a mediados del 2011, hace más de siete ejercicios. Este paso temporal ha supuesto, incluso, que alguna de las empleadas esté jubilada, anticipadamente, sin recibir los emolumentos adeudados.

Los problemas económicos del museo lo llevaron a la clausura, justo en el momento en el que alcanzaba el récord de visitas anuales. Al parecer, la falta de justificación de las cuentas motivó la falta de abonos por parte de las instituciones públicas que componían el patronato. Un entuerto que acumula todo este tiempo sin que se haya podido resolver.

Las dificultades en la liquidez no solo derivaron en retrasos a la hora de ingresar salarios, también significaron cortes de suministro telefónico y eléctrico. Esto, junto a la situación de las profesionales, puso la estocada final.

Una de las consecuencias fue que, a finales de agosto del 2012, las trabajadoras, que mantenían su asistencia al puesto laboral, se vieron obligadas a colgar un cartel en el que advertían de que no se aceptaban visitas, ya que todas las dependencias del inmueble carecían de electricidad.

FUTURO // Hasta hoy, solo ha abierto alguna ocasión para realizar las tareas básicas de mantenimiento. Alrededor de 150.000 euros y los intereses son la deuda que suma el ente. La ausencia de soluciones frena la reapertura de la única muestra dedicada a las naranjas de la Comunitat.