La tradición de Sant Nicolau impregnó ayer buena parte de los almuerzos que se sirvieron en Burriana. Principalmente se celebró en bares y restaurantes, aunque también de manera privada e incluso una falla, Sant Blai, organizó un ágape popular en su casal con motivo de la festividad del 6 de diciembre.

Se trata de una festividad que va en auge en el municipio y cada año no son solo más los negocios que preparan el típico esmorzar, sino que el incremento de vecinos que se suman al evento es notable. En algunos de los colegios también se viene festejando con fuerza y eso ayuda a recuperarla. El coincidir con el día de a Constitución es otro de los argumentos a favor del crecimiento de una cita que en Burriana está marcada por una fiesta singular y peculiar que reúne en la mesa a amigos y conocidos.

El almuerzo de Sant Nicolau tiene un ingrediente imprescindible, la carne de cerdo, que está presente a través de las longanizas. A partir de ahí, ya se amplía el abanico con complementos como el huevo, la panceta, patatas fritas... Tampoco pueden faltar las espadas de madera. Se utilizan para luchar de parte a parte de la mesa. Independientemente de la edad, todos disfrutan, pero son las personas mayores las que viven esos momentos con más alegría, pues reviven los pasajes de su época de juventud.

En determinados establecimientos incluso es el propio gerente el que se preocupa de abastecer de armas a todos sus comensales. Y, como colofón final, en algunos de los restaurantes la lucha de espadas y cánticos se complementa con la presencia del propio Sant Nicolau y el Rey Moro, que dedican unas palabras a los presentes.