Probar, tocar, ensuciarse, aprender, concienciarse, compartir... De todo eso y un poco de mucho más pueden hacer quienes se acercan al Espai Verd creado por el Ayuntamiento de Nules, una especie de oasis urbano en el que las familias encuentran una oportunidad al lado de casa para recuperar el contacto con la tierra, para enseñar a los más pequeños que la vida puede surgir de una semilla que ellos plantan y riegan no para que sea suya, sino de todos, de cualquiera.

Empezó como una parcela pública vallada, muy cerca de un parque canino, que nadie sabía demasiado bien para qué se iba a destinar, y ha acabado siendo ese lugar al que a uno le apetece ir a pasar un buen rato. Así lo asegura una de las personas que acude habitualmente con sus hijos, Marta Cañadas, quien afirma que a los niños «les gusta ir a jugar libremente en los diferentes espacios», porque hay un arenero, una caseta o una cúpula geodésica, donde «pueden inventar juegos respetando siempre el entorno». Y en cuanto a los adultos «he movido piedras, pelado cañas, pintado, lijado, barnizado...» para crear un espacio común. Porque en el Espai Verd de Nules se construye, se cultiva y se crece como individuo y como parte útil y activa de un colectivo.