El poblado ibero del Puig de la Misericordia de Vinaròs vuelve estos días a la vida. Y es que ha comenzado la campaña de excavación de verano para continuar con su puesta en valor. En esta intervención, impulsada entre Diputación y Ayuntamiento de Vinaròs y que acaba el próximo viernes, participan seis estudiantes universitarios apoyados por arqueólogos del gobierno provincial. El consistorio aporta el alojamiento y la manutención de estos jóvenes, mientras que el ente castellonense colabora con los medios técnicos. El arqueólogo Arturo Oliver, el concejal de Cultura, Marc Albella, y los ediles de Medio Ambiente, Jordi Moliner; y Obras y Servicios, Guillem Alsina, participaron en una visita guiada a los trabajos.

Oliver explicó que en este ejercicio se realizan dos acciones básicas. Por un lado, desmontarán «lo que quedaba del mirador de la cruz» y documentan e investigan «la estructura defensiva del poblado más antiguo, de los siglos VI y VII aC», detalló.

EN LA AGENDA / Hasta el día 21 de julio está previsto que se clasifique, al menos, todo el tramo norte de esta fortaleza, aunque quedará pendiente el resto para investigar. En las primeras jornadas han logrado hallazgos propios de estos niveles, entre ellos, algunas cerámicas fragmentadas y fauna, que ayudan a conocer la dieta que tenían y los animales que cazaban los habitantes de este espacio. Como curiosidad, han localizado un depósito de ritual del cordero perteneciente al siglo VI aC, que estaba contra una de las paredes interiores.

Asimismo, han modificado los carteles explicativos que contenían algunos errores de toponimia en el poblado. Después de completar estas fases, en este lugar aún quedará descubrir todo el sistema que tenía durante el siglo VI aC, del que en este momento solo se ha documentado su parte defensiva, las murallas exteriores, por lo que ahora resta conocer los ambientes domésticos, allí donde los pobladores hacían la vida. «Este es el trabajo más delicado», concluyó.