Las Fallas de toda la Comunitat Valenciana estrenan hoy el título de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco con el reto de salvaguardar a perpetuidad una fiesta protagonizada por el fuego, en la que la multitud de sectores artesanos y tradicionales implicados la convierten en motor social, económico y cultural.

El camino de la fiesta grande de Valencia hasta llegar al más alto reconocimiento patrimonial internacional, confirmado hoy en Adis Abeba (Etiopía), no ha sido tan efímero como la vida de sus monumentos sino que ha durado más de cinco años, impulsado por numerosos apoyos aunque también con escollos superados, como las protestas del colectivo antitaurino y de entidades vecinales.

La Unesco valora que la creatividad colectiva de las Fallas, que aúnan en un único engranaje a artistas, música, literatura, indumentaria y pirotecnia, permite salvaguardar artes y oficios tradicionales y defiende su conciliación con los derechos humanos, ya que cualquier colectivo pueden participar en ellas.