En Benicarló ya están en Fallas y antes de que se planten los ninots,las trece agrupaciones josefinas de la ciudad insuflaron ayer de vida a estas inanimadas y burlescas figuras, tomando las calles en un colorido desfile que arrancó bajo una lluvia intermitente.

Así, personificando a las icónicas creaciones de cartón y una vez pasado el chaparrón que obligó a suspender el acto durante casi media hora, la cabalgata del Ninot se convirtió en un despliegue satírico de las escenas más cotidianas, recreadas bajo una vis cómica y una marcada crítica cáustica y mordaz.

Abrió el pasacalle la falla L’Embut con un pelotón de intrépidos paparazzis que pusieron el foco de sus objetivos en la buena y mala prensa local, pero también hubo espacio para recurrir al mundo de la fantasía y posibilitar que brujas, hadas y otros protagonistas de cuentos llenasen de magia las calles más céntricas de la localidad.

No faltaron los bucaneros curtidos en mil batallas navales, cual piratas carrasqueros, o la ocasión de descender al subsuelo de la Barraca para liberar a vampíricos seres venidos de ultratumba.

CRÍTICA A LA ACTUALIDAD / Tampoco escapó al ingenio fallero el particular análisis de la actualidad, representando como un hilarante suceso el controvertido procés catalán y la fuga belga de Carles Puigdemont.

La cabalgata no fue el único acto del día en el que se rindió tributo al Ninot. A mediodía, en el auditorio Pedro Mercader, todas las secciones de la Coral Polifónica Benicarlanda hicieron un afinado repaso a las más de cuatro décadas de historia de las fallas de Benicarló en el tradicional Concert del Ninot. Una selección de canciones de los años 60, 70, 80 y 90 conformaron la aplaudida antología musical.