Los burrianenses acudieron ayer en masa a la tradicional Fira de l’Axiamo. El buen tiempo de la mañana animó a vecinos y visitantes a darse una vuelta por la feria y también pasar unos instantes en la ermita que guarda la reliquia.

A las 10.30 horas, se ofició la misa y después se besó la reliquia y se repartieron los panes bendecidos. A partir de ese instante comenzaron también a encenderse las velas de los fieles. Al final se ofrecieron casi 1.500.

Fuera, más de un centenar de puestos de venta de todo tipo de productos. Las tradicionales pelotas ya han pasado a la historia y, en su lugar, ahora la gente se decanta por juguetes para los pequeños. Los mayores pueden buscar entre bolsos, pañuelos o bisutería y para todos hay diversos tipos de comida, entre los que destaca ya la venta de turrones y mazapanes, pero también las mazorcas y castañas asadas.

historia // Se trata de una tradición de fe y devoción que comenzó tras el hallazgo, en las tierras sobre las que se asienta la ermita, de una imagen de piedra en la que se veía una instantánea de Cristo ante Pilatos. Eso ocurrió en 1787. En las últimas dos décadas se le ha dado un impulso a la ermita y poco a poco se ha ido restaurando. Se ha renovado la cubierta, las puertas, la pintura interior y también se la ha dotado de luz eléctrica y de un vía crucis de cerámica.

Por otra parte, en tan señalada fecha, la gastronomía también es protagonista y las calderas poblaron parte de la ciudad. Antiguamente se cocinaban en el mismo camino de L’Ecce-Homo, pero hoy únicamente de guisan en las proximidades de algunos casals falleros y es la manera que las comisiones tienen de devolver al barrio la ayuda económica que prestan para poder plantar el monumento fallero. Fue el caso, por ejemplo, del Barri València, la Mercé, Centro España, Chicharro o Don Bosco, entre otras. H