Hace medio siglo, una estudiante de artes londinense, Regina Kenmore, visitó la localidad andaluza de Nerja. “Me dijeron que no me podía ir de España sin pasar por Peñíscola y cuando llegué sentí como si estuviera en la Edad Media, pero la ciudad me pareció bellísima”, comenta. Tanto es así, que volvió en numerosas ocasiones: “Llegué antes de la película El Cid, y en mis primeras fotos se ve cómo el castillo no tiene almenas, un elemento que no me gusta”.

La Peñíscola de Regina sorprende por su reflejo de una ciudad que todavía no había recibido al turismo masivo, y por el uso del color. “Las primeras fotos en color de la ciudad son las que hice yo”, defiende. Un trabajo hecho con una cámara réflex y unas lentes que me proporcionó mi padre, director de la empresa Carl Zeiss”. Las imágenes permiten ver huertas al lado del mar, los dansants de las fiestas patronales, o el mercado que se celebraba entonces en la plaza Santa María. Una de las estampas más chocantes es la de unas mujeres jugando a cartas. Además, se puede ver a la propia autora junto a su coche, “el único que había entonces”. También sobrecoge la imagen de una comitiva fúnebre cerca de la Plaça de Bous.

Buena parte de las fotos han sido recopiladas en un libro publicado por Onada Edicions. “De esta forma, las imágenes ya no estarán ocultas”, explicaba Kenmore. Hasta mañana domingo, se puede contemplar una selección de estas imágenes del pasado en el castillo de Peñíscola. H