Sentarse delante de un médico con el corazón en un puño y escuchar cómo te informa de que el resultado de los análisis ha sido el peor posible, que tienes un tumor maligno en el pecho que se tiene que quitar y que debes someterte a un tratamiento largo y agresivo, puede que sea una de las más terribles noticias para cualquier mujer.

En un instante todo carece de importancia menos la vida, porque comienza una lucha contra la enfermedad que tiene muchas implicaciones y que supone un inevitable cambio de la vida en el que tiene mucho que ver saberse acompañada ante semejante tesitura.

Hay momentos más difíciles que otros. Estar sentada en una sala de hospital asimilando una medicación que puede hacer estragos en tu cuerpo mientras destruye a ese enemigo interior contra el que nadie querría enfrentarse, es uno de ellos.

También hay momentos buenos, sin duda el mejor es cuando el mismo médico te dice que estás entre ese alto porcentaje de mujeres que le sobrevive al cáncer con energías renovadas, porque el bulto sospechoso ha sido detectado a tiempo, porque la fuerza vital ha ganado la batalla, una vez más.

Ayer, Nules, como otros municipios de la provincia y de toda España, celebró este combate sin cuartel por una dolencia que democratiza, pero que es una realidad médica que ya no se oculta entre las cuatro paredes de la casa de las pacientes.

Entre 800 y 900 personas se sumaron un año más a una marcha a pie que pretende dar visibilidad a esta enfermedad cuya sanación tiene tanto que ver con no descuidarse, con tenerse en cuenta, con no dejar pasar ninguna sospecha. Muchas fueron las participantes que han superado esta prueba que quisieron sonreír por el logro alcanzado, al tiempo que se convierten en ejemplo para las que pasan por ese tránsito o pueden hacerlo mañana, porque de momento hay cura, pero queda mucho por investigar y esa es la apuesta de estos actos benéficos.

En Nules, como en otros muchos municipios que organizan iniciativas muy similares, se vio unión en la calle: la unión de las mujeres y sus familias, de las instituciones, de los comercios que vendieron las camisetas con las que se recaudaron fondos. Hubo música animada, globos, incluso una foto aérea que inmortalizó otro instante irrepetible, en el que la gente es capaz de demostrar su solidaridad, su valentía y ese dicho que en casos como este cobra más razón que nunca: la unión puede hacer la fuerza, pero sobre todo exilia a la soledad.