Morella fue el marco el lunes de un nuevo episodio de ataque de buitres sobre ganado vivo en Els Ports. En esta ocasión, fue en la masía Torre Miró. Un grupo de aves carroñeras acabó con la vida de una vaca y su ternero recién nacido.

Los hechos se produjeron cuando el animal estaba en pleno parto, según relata Joan Boix, ganadero de la finca. «Era una res joven, de tres años y primeriza, lo que supone que llevábamos tres años manteniéndola. Justo en el momento que empieza a producir, te la matan. Es indignante y no vemos impotentes porque es el enésimo caso y las soluciones ni están, ni se esperan».

La muerte de estos animales se produjo de la misma manera que en otras ocasiones. La embestida comenzó cuando la vaca era más vulnerable y estaba indefensa, como señala el masovero. «Se lanzan sobre ella cuando está en pleno parto, la agreden por detrás y acaban con la madre y la cría. Si llegas un poco tarde, ya no puedes hacer nada», explica.

La problemática no es nueva, más bien al contrario. Los ganaderos de la zona llevan reclamando soluciones desde hace años. El punto de inflexión llegó con el cambio de legislación, a raíz de la enfermedad de las vacas locas, en el 2000. A partir de la entrada en vigor de la nueva ley, está prohibido dejar en el monte animales fallecidos, los cuales constituían la principal fuente de alimentación para los buitres.

Ante la falta de comida en forma de carroña, estas aves cambiaron sus hábitos y empezaron a buscarla en el ganado vivo. Al respecto, según Boix, acumulan mucho tiempo pidiendo que se ponga fin a la problemática. «Primero decían que eran invenciones nuestras. Ahora que se constatan muchos casos de este tipo, tampoco hacen nada ante ello».

pérdidas // El sector primario está desde hace meses en una situación muy comprometida debido a la extrema sequía que está azotando muchas regiones de España. Así, a las dificultades derivadas de la ganadería y la agricultura, se unen las cuantiosas pérdidas económicas que suponen la muerte de astados por los buitres. «Llevamos meses trayendo agua con cubas para abrevar el ganado y a eso sumamos estos sucesos. Es una sangría de dinero muy grande, así es difícil poder continuar con nuestro oficio y nuestra forma de vida», concluye con pesimismo Joan Boix.