Un mes después de la irrupción de la borrasca Gloria en el litoral de la provincia, la fisonomía del paisaje protegido de la desembocadura del Millars ha sufrido un cambio importante. Una de las alteraciones más evidentes e importantes es la formación de dos islas constituidas por piedras y grandes guijarros ubicadas delante de la gola norte y la fonda, en el margen izquierdo de la desembocadura del río. Otra modificación sustancial ha sido la creación de un tramo nuevo de playa con enormes cantos rodados.

El temporal provocó que el mar amontonara grandes cantidades de arena mezcladas con piedras. Incluso la fuerza de las olas originó que la salida de la gola quedara taponada. A estas alturas y después de los trabajos de rehabilitación, vuelve a estar conectada con el mar.

Otra de las consecuencias naturales provocadas por esta borrasca histórica es la desaparición de las tres pequeñas lagunas de agua salada que había a 50 metros del Mediterráneo.

La fuerza brutal de las olas provocó que las lagunas quedaran tapadas por miles de kilos de piedras enormes. Hay que tener en cuenta que la desembocadura del Millars es un ecosistema vivo y tremendamente dinámico que suele estar a merced de los temporales marinos de levante, de las borrascas y de las repentinas crecidas del caudal del río que provocan las aperturas cíclicas en el extremo sur del paisaje protegido.