Son una amenaza constante, estas cabras hispánicas no son autóctonas de esta zona y en el último medio año ya nos han ocasionado daños por valor de 3.000 euros». Así se pronuncia el alcalde de Arañuel, Justo Palomares, 24 horas después de que lanzara un SOS para exigir a la administración autonómica que controle la superpoblación de esta especie, que constituye una grave amenaza para la continuidad de actividades agrícolas, «y sin obtener ninguna respuesta hasta la fecha».

«En 30 años que llevo como alcalde no he visto nada parecido», asegura el alcalde de este municipio que en invierno apenas supera los 80 habitantes y que asumen los costes de reparación en las canalizaciones de agua tras los daños periódicos que provoca el incremento del número de ejemplares.

La Acequia Nueva garantiza el agua de riego a más de un centenar de minifundios de vecinos que tienen la ilusión de cultivar sus tierras pero, tal y como explicó Palomares, cada quince días las canalizaciones se rompen por los desprendimientos de las cabras que cada vez se acercan más a las zonas de riego. «Es la cuarta vez que se repara en los últimos meses y no sabemos cuando será la última», lamenta el alcalde, que denuncia la inseguridad de los trabajos. «Las canalizaciones están en plenos peñascos y hay gente que arriesga su vida para poder repararlas».

Por ello, el Ayuntamiento, que cuenta con un presupuesto de alrededor de 300.000 euros, está invirtiendo ahora en crear un cordón de seguridad para que los operarios que reparan estos conductos tengan un salvavidas en caso de caída. Urgen medidas de control. Al respecto, este periódico contactó con la Conselleria de Agricultura sin obtener respuesta al respecto.