La polémica por la demolición de la Cruz de los Caídos de la Vall d’Uixó, lejos de desaparecer, está adquiriendo nuevas formas de expresión. Una de las más llamativas se produjo a última hora de la tarde del viernes, cuando algunas personas depositaron a los pies del pedestal, que sigue presidiendo la rotonda, decenas de velas que permanecieron encendidas durante toda la noche.

Mientras que desde la plataforma Salvemos la cruz describen la acción «en desagravio por el derribo de la cruz» como «espontánea», fuentes próximas al Ayuntamiento apuntan que se habría producido después de la celebración de la procesión del Sagrado Corazón, organizada por la parroquia del Santo Ángel.

Pero esta no fue la única imagen que dejó la jornada de ayer. Un hombre, ataviado con una boina militar y una bandera española al hombro, realizó el saludo campestre frente a las vallas, lo que para muchos constató la naturaleza del monumento.