El Ayuntamiento de Almassora crea la figura del colaborador en la inspección en materia medioambiental, con el fin de revisar contenedores y evitar vertidos en la vía pública.

El inspector recorrerá el municipio para trasladar a la empresa que gestiona la recogida de residuos incidentes en contenedores o a la Policía Local en el caso de que sean conductas que puedan ser sancionables. Las acciones incívicas relacionadas con infracciones contra el medio ambiente suponen un coste anual de 35.000 euros extra al consistorio almazorense, que se suman al gasto de los contratos de recogida de residuos puerta a puerta y la retirada de voluminosos, que supera el millón de euros cada ejercicio.

La alcaldesa, Merche Galí, pone en valor que la medida reforzará el acuerdo externo y servirá para conocer el estado de la gestión de las basuras.

La iniciativa ya se lleva a cabo en otros municipios como Vila-real, donde un controlador ambiental se desplaza de lunes a sábado en una furgoneta para realizar labores de vigilancia con el fin de detectar puntos de vertido de voluminosos. Cuando detectan enseres abandonados, los operarios los precintan y los responsables municipales intentar localizar a los autores del vertido, que son multados.