El Instituto de Tecnología Cerámica inicia su actividad en el edificio del polígono industrial Supoi-8 de Almassora. El personal y el equipamiento necesarios para la investigación comenzaron la mudanza el mes pasado, después de unas obras de adecuación y, a partir del martes, la actividad se desarrollará con normalidad. Será la primera vez que el inmueble tenga un uso concreto, ya que ha estado abandonado desde su construcción, en el 2010. El director de la Asociación de Investigación de las Industrias Cerámicas (ITC-AICE), Gustavo Mallol, se puso ayer en contacto con la alcaldesa, Merche Galí, para comunicarle la inauguración oficial de las instalaciones tras concluir la feria Cevisama. Galí celebra que, «por fin, este edificio fantasma, costeado por todos los valencianos con 2,4 millones, tenga un uso tan relevante para la investigación cerámica y se convierta en motor del I+D+i y del empleo de calidad en el municipio».

cesión // La Generalitat valenciana cedió esta infraestructura oficialmente a la AICE en noviembre del 2017 para el uso de la misma como recinto de desarrollo de proyectos estratégicos para las empresas, acciones de asesoramiento tecnológico a las industrias cerámicas, servicios técnicos avanzados para la caracterización de las materias primas, productos semielaborados y pieza acabada, así como cursos de formación para los técnicos expertos del sector azulejero.

Debido al incremento de la actividad del ITC, una parte de la que se desarrollaba hasta la fecha en la sede de UJI se traslada a la avenida del Torrelló. Tras la reforma en el recinto, este puede dedicarse a las áreas de producto y construcción, procesos industriales (industria 4.0) y hábitat.

Las nuevas instalaciones permitirán ampliar un 30% la actividad del ITC, tal como anunciaron sus gestores durante la visita al edificio del presidente de la Generalitat valenciana, Ximo Puig, en febrero del año pasado.