Que la Vall d’Uixó comenzó a ser la ciudad que es hoy en día a partir de la expansión de la Fábrica Segarra es un hecho que nadie pone en duda. Barrios enteros surgieron en los alrededores de esta industria, por la necesidad que tenían sus operarios, muchos emigrados de otros puntos de España, de vivir cerca de su centro de trabajo. Así nacieron las colonias Segarra y San Antonio, Carmaday, Grupo La Unión o la Cova.

No tardaron en aparecer servicios esenciales como los colegios y, por supuesto, las iglesias. En barrios de gente trabajadora, no hubo dudas a la hora de escoger un patrón: Jesús Obrero.

En el año 1968 nació esta parroquia, con la apertura de su templo en el Grupo La Unión. De él dependen la ermita de la Mare de Déu dels Desamparats y la iglesia del mismo nombre de Carmaday y Colonia Segarra, la capilla de San Antonio de Padua en la colonia homónima o el ermitorio del patrón de los animales, en el paraje de Sant Josep. Por todos estos lugares se quiso realizar una romería este fin de semana para recordar, según destacó su rector, Sento Esteve «la gran diversidad de esta parroquia, que integra a cuatro zonas, y su enorme riqueza».

La feligresía de Jesús Obrero lleva desde diciembre pasado celebrando los 50 años de su creación, pero los últimos días han sido especiales. Y es que también se presentó el deuvedé 50 años de una familia. Como colofón del evento, la Coral Polifònica Serra Espadà realizó el concierto de Semana Santa.