Los vecinos de Sant Joan de Moró cumplieron ayer con el rito de subir, tanto a pie como en coche, a la ermita en honor a Sant Vicent para honrar al santo y compartir una mañana festiva en la que los kintos del municipio tuvieron un destacado protagonismo.

Y es que estos se encargaron de repartir el típico bocadillo de pan, conocido popularmente como fogaseta y que había sido elaborado por los hornos de la localidad, para acompañar al multitudinario almuerzo que se celebró en la explanada que hay frente al templo. En total, a lo largo de toda la mañana se entregaron cerca de 1.000 panecillos.

Tras reponer fuerzas, se celebró una misa cantada y fue sacada en procesión la imagen del santo que, como manda la tradición, fue portada por un grupo de vecinos llamados Vicente.

«Se trata de una celebración que, cada año, registra una gran participación popular y que, con sus 11 ediciones, podemos decir que ya está plenamente consolidada en el calendario festivo del municipio», señaló el primer edil de Sant Joan de Moró, Vicent Pallarés, quien se implicó activamente en todos los actos organizados junto al resto de concejales de la corporación municipal.