El alcalde de l’Alcora, Samuel Falomir, ha firmado un decreto para derogar todas las autorizaciones de los garitos como espacios de ocio, especialmente, juvenil.

De esta manera, a partir de ahora ninguno de estos locales de la capital de l’Alcalatén (hay cerca de 40) dispone del permiso municipal para llevar a cabo sus actividades como lugar de reunión y de fiesta, de manera que desde el consistorio advierten de que si se utilizan para ello será bajo la responsabilidad del propietario o arrendatario. Así, estos espacios se regirán a partir de ya por la normativa incluida en la ordenanza de convivencia ciudadana.

El primer edil pide a los padres que «no dejen ir a sus hijos a los garitos, ya que hay un peligro en su utilización, pues en muchos casos no usan mascarillas ni ningún tipo de medidas de seguridad».

En este sentido, Falomir justifica la medida, entre otros aspectos, en que hace unas semanas tuvieron «que hacer pruebas PCR a unos 30 miembros de un garito debido a un posible contagio de una joven de fuera que estuvo en uno de ellos en l’Alcora». «Por suerte todo quedó en un susto, pero no podemos esperar a que suceda algo para derogar estas autorizaciones», comenta. Y añade: «Vivimos momentos complicados, donde la responsabilidad tiene que ser de todos, por tanto, cada uno tiene que ser responsable de sus actos y un garito no puede estar amparado en estos momentos por un permiso municipal».

Con todo, el munícipe señala que «el derecho de reunión está garantizado por la Constitución, por ese motivo el Ayuntamiento no puede obligar a cerrar estos espacios, pero en estos momentos no pueden funcionar bajo el amparo de la administración local».

Los garitos son en general plantas bajas o casas antiguas que usan sobre todo los jóvenes durante todo el año y, de forma especial, en las fiestas alcorinas.

RIESGO / La resolución adoptada por el alcalde no implica el cierre de estos locales, porque se trata de inmuebles privados, pero se recuerda que el riesgo de rebrotes del covid-19 «sigue muy presente», de ahí la llamada a la responsabilidad y de cumplir todas las medidas de seguridad. «Quienes decidan acudir a estos espacios, deben saber que lo hacen bajo su competencia o la de los progenitores si tienen menos de 18 años», dice.

Salvo algunas denuncias por ruidos, este tipo de recintos no suelen ser muy conflictivos, pero «en estos momentos difíciles por el coronavirus, en muchos casos no se puede cumplir la normativa de seguridad», como la que entra en vigor en la Comunitat de prohibir reuniones de familiares o amigos de más de 15 personas.

Los garitos se emplazan, en su mayoría, en casas antiguas con poco espacio, lo que también dificulta el hecho de guardar el distanciamiento social que exigen las autoridades sanitarias para frenar el contagio del covid-19.