Coincidiendo con el Día de los Animales, el conseller de Educación, Vicent Marzà, ha hecho público un innovador proyecto que se está llevando a cabo en el CEIP Jaume I de Vinaròs, donde cuentan con un ‘profesor’ muy especial, Leo. Se trata de un perro que lleva dos años trabajando en el centro, donde ya es uno más.

En el proyecto en cuestión participan más de 400 alumnos desde infantil de dos años hasta sexto de Primaria. Según relata Marzà, el método consiste en la utilización del perro formado y entrenado haciendo funciones de apoyo y motivación del alumnado. Según el centro, Leo “ayuda a mejorar las relaciones con los compañeros de clase” en una iniciativa en la que también participa la psicóloga del citado colegio de Vinaròs.

Sin duda, la mayoría de los niños siente una atracción directa sobre los animales, algo que es recíproco como se puede ver en la práctica. Los niños son especialmente sensibles al ambiente que les rodea. Su cerebro focaliza más en el momento presente y les cuesta ver el lado malo de las cosas. Esto es importante de cara a tener un animal, ya que en la práctica podrán observar que no todo es positivo, y los cuidados y las responsabilidades que al principio no se vieron, ayudarán en la maduración del niño de forma directa.

Los especialistas aseguran que un animal puede aportar los siguientes beneficios al niño:

  1. Mejora en el desarrollo emocional. Los niños, especialmente si son pequeños, no diferencian de forma afectiva entre animales y seres humanos. Tratan y se relacionan de la misma forma. Esto hace que, ante un perro, por ejemplo, jueguen o se abracen como lo harían con otros niños. De esta forma, va entrenando sus habilidades emocionales.
  2. Asume responsabilidades. Es especialmente importante enseñar a los niños a cuidar de los animales, que vean las implicaciones que tienen y las necesidades. Aunque no puedan encargarse de todas las tareas, sí podrán asumir algunas, como podría ocurrir también con la llegada de un hermanito o una hermanita.
  3. Disminuye el sedentarismo. Los animales ayudan a los niños a moverse, jugar y salir de casa. Hacen que estén más activos y con más ganas de jugar. Las dinámicas serán fuera del sofá y de las pantallas. Esto ayudará tanto en el día a día como en los momentos en los que se puedan producir salidas al campo.
  4. Reducción del estrés. La ansiedad infantil se ve reducida con la llegada de animales en casa, algo que también ayuda a los adultos. Repercute en la sensación de estrés, especialmente cuando se puedan vivir momentos negativos en casa o fuera de ella, ya que son un potente amortiguador.
  5. Genera mayor confianza. Los animales aumentan la interacción con otras personas, sobre todo cuando se pasean. Esto hace que los niños vayan enfrentándose a distintas situaciones sociales donde entrenarán sus herramientas y generarán nuevas habilidades.