Bajo un sol inclemente y una humedad sofocante, tratar de competir con otras alternativas de ocio mucho más refrescantes era complicado, pero cuando hay afición se sortea los inconvenientes y les Penyes en Festes lograron congregar a miles de personas en torno a la jornada más intensa de su cartel taurino, con indiscutible protagonismo de los toros de Carlos Núñez que asumieron el regreso a la programación del encierro de cerriles.

Al final fueron cinco y no seis los morlacos que completaron la distancia que separa los corrales de la plaza del Mercado, y es que uno de los animales, en el momento de la salida, se distrajo en exceso con la presencia de los pastores y ante la vertiginosa salida de sus compañeros de manada, la directiva de les Penyes decidió cerrar barreras y retenerlo, «para evitar un riesgo innecesario», dado que los mansos ya se habían distanciado, explicó el presidente, Vicente Pitarch.

Uno, cuando acude a un encierro tanto para correrlo como para contemplarlo, espera que, a pesar de la velocidad habitual, se pueda apreciar la esencia del contacto de hombres y animales, poniéndose a prueba unos, respondiendo a su instinto los otros, y el de ayer fue uno de esos días.

Que la manada se estirara multiplicó la tensión y el riesgo, pero también facilitó el lucimiento de quienes quisieron jugarse el tipo arrimándose cuanto pudieron.

LA OPINIÓN DEL CORREDOR / En eso coincidieron todos, organizadores y aficionados. La opinión parecía unánime. «Al ir separados ha habido carreras muy bonitas», dijo Pitarch. «Como estaban separados, se han visto buenas carreras, sobre todo en la parte final», explicó un experto taurino. «Ha sido un encierro rápido y los toros, como iban estirados, han dejado lucirse a los corredores más veloces», comentó un aficionado que se trasladó desde Onda.

En definitiva, si bien se echó de menos a algunos habituales de este tipo de eventos, estuvieron bien representados por compañeros llegados de distintos puntos de la comarca, dispuestos a enfrentarse a un clásico: un encierro de cerriles en les Penyes, o como lo denominaron los organizadores, de bous ferotges. Que al final, en la plaza, no lo fueron tanto, según expuso un experto consultado. Tras la entrada, en el coso del Mercado, se exhibió uno de los astados que aburrió a un público que llevaba al pie del cañón desde antes de las 8.00 horas, porque ayer hubo dos encierros, el de cerriles y el de Santos Zapatería, de Valtierra (Navarra), que por la tarde se estrenó en el XXXIV Concurso Nacional de Ganaderías. Obtuvo 133 puntos.

Solo hubo un pero. Vicente Pitarch quiso manifestar la preocupación de la organización respecto de la actitud de algunos espectadores. «Las barreras que marcan el perímetro de seguridad del encierro no están para que el público se suba a mirar, sino para que los corredores puedan refugiarse, esperamos lograr que se conciencien del peligro que supone». El responsable de los festejos explicó que «los colaboradores taurinos informan a todo el mundo, les piden que se aparten, pero la respuesta siempre es la misma, que nunca pasa nada. Deben entender que se trata de eso, de asegurar que nunca pase nada».