Los meteorólogos anunciaron lluvia y el pronóstico se cumplió. Ayer, uno de los peores enemigos de los falleros hizo presencia en Benicarló y la nubes no solo ensombrecieron el cielo sino también el ánimo de los miembros de las 13 agrupaciones josefinas de la localidad, escampando un clima de preocupación por el efecto que podía tener la acción del agua sobre los monumentos.

Según el presidente de la Junta Local Fallera, Feder Guimerá, no se produjeron grandes desperfectos en las fallas, “aunque ha saltado un poco la pintura en algunos ninots, pero los monumentos han soportado bien el aguacero. Si viniera viento, sí que sería un desastre porque la humedad que han absorbido afecta a su solidez y consistencia y podría derribarlos”. H