Las fiestas patronales de Peñíscola tuvieron ayer como complemento obligatorio la bicicleta, que durante unos minutos se apoderó de buena parte de las calles del centro de la localidad. La marcha lúdica convocada por la peña La Revolteta volvió a ser un éxito de participación, como lo atestiguaron las más de 1.000 camisetas repartidas a los inscritos, que hicieron pacientemente su cola en el paseo marítimo para tener este obsequio de su presencia.

Muchos de los integrantes de esta colorista ruta --sobre todo los más jóvenes-- ya hacen uso habitual de la bicicleta durante el año, pero para otros, la jornada de ayer significó un aliciente para recorrer Peñíscola de una forma diferente. Tras el trayecto por la zona urbana y parte del núcleo de Llandells, los ciclistas compartieron un vino de honor servido por el colectivo organizador. La mayor parte de vehículos empleados eran bicicletas de paseo o de montaña, aunque como en cada edición se dejaron ver triciclos, carros con pedales o ciclos decorados para la ocasión.

Por otro lado, durante la mañana se celebró una actividad de aprendizaje de paddle surf, que permitió a los participantes rodear parte del casco antiguo de Peñíscola con sus tablas. En cuanto a la programación taurina, por la tarde, fue el turno de la ganadería de Fernando Machancoses, mientras que en la madrugada se celebró el último de los encierros nocturnos programados. H