Más de 1.500 personas participaron en la ofrenda floral a la Mare de Déu de la Misericòrdia, en uno de los actos centrales de las Fallas de Burriana. El multitudinario evento estuvo acompañado por una mañana soleada y de agradable temperatura, para el disfrute de los numerosos vecinos y visitantes que llenaron las aceras de todo el recorrido, desde el colegio Salesianos, en la avenida San Juan Bosco, hasta la plaza Mayor.

Allí, sobre el colorido tapiz con la imagen de la patrona, depositaron los ramos de flores, canastillas o, los falleros, las picas, en honor a la virgen. Previamente, la comitiva recorrió el Camí d’Onda, Encarnación, Raval y parte de la calle Mayor, para llegar a la plaza del Ayuntamiento, entre los monumentos de La Vila y el Centre Espanya.

Fue una jornada completa para los falleros, quienes pese a acostarse tarde, ya que trataron de aprovechar la penúltima noche de las celebraciones, pronto comenzaron a pasar por las calles de la ciudad, en busca de sus representantes. Ese fue el motivo por el que, además de los cohetes de la despertà, pronto comenzaron a escucharse tracas y, sobre todo, las bandas de música.

PIROTECNIA // Unos conjuntos que, con sus instrumentos, desfilaron por la ruta de la ofrenda floral. En el caso de las charangas, el trabajo no acabó ahí, sino que fue un día intenso y largo. Nada más acabar la cita de homenaje a la Misericòrdia, las fallas se dirigieron hasta la plaza Santa Berta, para ver la cuarta y última mascletà del programa. Fue el disparo más potente de los cuatro ya que, tal y como acostumbra Pirotecnia Martí, aumenta la intensidad de forma creciente, hasta alcanzar la fecha del 19 de marzo, onomástica de Sant Josep.

Quedaban entonces pocas horas para el broche festivo. Las fallas se congregaron, principalmente, en sus casales y carpas para disfrutar de la última comida de hermandad, pasar la tarde, y llegar al esperado momento de la cremà de los monumentos.