Día grande el de ayer en Benicarló, con miles de personas que se sumaron a la celebración de Sant Gregori, fiesta local y una de las citas de más arraigada tradición. De nuevo, una riada humana acompañó al santo, llevado sobre peana, hasta la ermita situada a pocos kilómetros.

Puntualmente, a las 9.00 horas, dieron el pistoletazo de salida de la romería en la plaza de Sant Bartomeu y, a pie, a caballo, en carro o por otros medios, los participantes completaron el trayecto para cumplir con una cita que cuenta con más de tres siglos de antigüedad, en una jornada de convivencia y hermandad.

Los culpables de que la fiesta se mantenga en el tiempo y goce de tantos adeptos son los miembros de la Asociación de Amics de Sant Gregori, que, con el apoyo logístico del Ayuntamiento, se encargan de la organización y los preparativos para que la celebración resulte un éxito. Desde la confección de las típicas paperines de romero y peladillas que reparten entre los participantes, pasando por la puesta a punto de la capilla de la ermita o la elaboración de las más de 40 paellas que cocinan en el recinto, todo corre a cargo de ese colectivo.

Una vez llegado al destino, y en la explanada ubicada en los aledaños de la ermita, mosén Carlos García ofreció una misa concelebrada ante cientos de fieles.