Moncofa ya ha agotado los 100.000 metros cúbicos de agua que tenía asignados de la desaladora para el 2019, lo que acarrea la parada total de la planta, por cuanto el municipio es, por ahora, su único cliente. Y es que esta infraestructura no puede dar más caudal que el incluido en el convenio de tarifa transitoria, aprobado y firmado para que se pudiera poner en marcha la misma, a finales del mes de marzo.

Mientras, para la próxima campaña, que arrancará en medio año, la asignación que le corresponderá a Moncofa asciende a 150.000 metros cúbicos de agua desalada. Una cantidad que volverá a quedarse corta, si se tiene en cuenta que la localidad suma un consumo anual que se acerca al millón de metros cúbicos.

De esta manera, a partir de ahora y hasta el momento en el que se ponga en marcha de nuevo la planta potabilizadora de agua de mar, Moncofa cubrirá el 100% de sus necesidades a través del Consorci d’Aigües de la Plana.

Sin conducciones

El convenio de tarifa transitoria se rubricó en su día por los ayuntamientos de Moncofa y Xilxes. Pero, en la actualidad, este último municipio no puede beneficiarse del mismo al no contar con la conducción necesaria entre la infraestructura y la red pública de distribución de agua potable.

La falta de esta tubería debe solucionarla Acuamed para que esta localidad pueda disponer de los metros cúbicos de agua asignados y que permitirán nutrir también a las empresas del polígono de Els Plans. De hecho, la firma Azulmed ha solicitado trasladar con camiones cuba agua de la desaladora, para reforzar el suministro que le proporciona un pozo con reservas limitadas.

El precio

Por su parte, el alcalde de Moncofa, Wenceslao Alós, hace hincapié en que «el impacto en el precio es muy bajo porque el consumo es del 10% del volumen total de la población. Pero con esta instalación, por un lado nos aseguramos la posibilidad de un crecimiento económico, como por ejemplo el interés mostrado por Stylnul, que es el tercer grupo cerámico más importante del mundo, que ha adquirido casi la totalidad de un PAI para seguir expandiendo su negocio, y eso es muy importante para Moncofa». Y, a su vez, destaca que con la puesta en marcha de la planta «se evitó la sanción de Bruselas que podía pedir la devolución de 14 millones de las ayudas de la Unión Europea, una parte de las cuales hubiesen repercutido en la población de Moncofa».

Con todo, la mirada está puesta ahora en seguir reivindicando, como explica Alós, que sea el Gobierno central el que asuma el coste de la construcción de la desaladora, que puede costarle al municipio 1,2 millones al año.