Morella estaba preparada ayer para cumplir con la tradición de la entrada de los torneros, uno de los principales momentos previos de su emblemático Sexenni. Pero una inoportuna tormenta obligó a suspender el evento. Se trata de un hecho histórico, ya que no hay conocimiento de crónicas antiguas que apunten a la cancelación de esta cita en las 53 ediciones precedentes.

Este acto solo ocurre dos veces cada seis años. Una, el domingo anterior al inicio del Sexenni, que era ayer. La otra oportunidad llegará el miércoles, con motivo de la Virgen de Agosto. La entrada es la primera aparición pública de los torneros. Los 18 jóvenes estaban vestidos para este primer baile, ataviados con pantalón negro y camisa blanca. De hecho, llegaron a intentar desfilar y avanzaron algunos pasos, pero la insistencia de la precipitación les obligó a detenerse. Comenzaron entonces minutos de tensión y espera.

Finalmente, y ante la persistencia de chubascos, la organización decidió suspenderlo. Miguel Ángel Prats, el ensayador de la danza, explica que en estas condiciones no podían «arriesgar, ya que con el pavimento mojado era toda una temeridad exponer su integridad física», concreta. Cientos de personas esperaban revivir la tradición y, a pesar del chasco, comprendieron la situación y recibieron a los torneros, a pie, con un afectuoso aplauso.