El cariño no se puede medir. Es imposible. Como tampoco se pueden cuantificar ni describir las sensaciones que alberga quien es consciente de la admiración y el cariño que profesa entre sus semejantes hasta el punto de lograr un imposible, la inmortalidad. Es el caso de un mítico y querido ciclista, Eduardo Castelló Mosca, a quien el pleno del Ayuntamiento de la Vall d’Uixó decidió por unanimidad dedicarle el nombre de un espacio urbano de la ciudad. Y así es como, de forma simbólica y emocional, alguien vive para siempre. Esa es la manera en la que la sociedad le devuelve una parte de lo que ha recibido.

Porque Eduardo, que sigue visitando frecuentemente la Vall d’Uixó donde tiene casa, aunque hace mucho que reside en Castelló, es un hombre respetado y apreciado en la provincia, como demuestra el hecho, por ejemplo, de que el Club Ciclista Benicàssim vaya a bautizar el trofeo de las categorías inferiores para dispensarle un homenaje.

El currículum deportivo de Mosca le hace sombra al de muchos ciclistas de élite actuales y justificaría todos los reconocimientos, pero este apasionado del deporte en general y del ciclismo en particular, a sus casi 80 años es mucho más que sus logros en este campo. Es un referente, una presencia constante de apoyo a la especialidad que tantas alegrías dio a la afición.

Y como amor con amor se paga, Castelló decidió obsequiar un buen día a la Vall con su trofeo del Campeonato de España, una distinción que su ciudad natal preserva con orgullo. Y si bien ya se le dedicó el velódromo que rodea el Estadio Municipal José Mangriñán, a instancias de una propuesta presentada por el Partido Popular local, nadie dudó que el tributo era merecido.

Cuenta su hijo Eduardo --que junto a su hermano hizo sus pinitos en la bicicleta competitiva, aunque ninguno continuó con la faceta profesional del patriarca--, que Mosca ha recibido la noticia «muy emocionado, porque siempre le ha tenido cariño a la Vall». De hecho, mientras las fuerzas y la salud se lo han permitido, no ha faltado a ningún paso de la Vuelta a España por la localidad, pero tampoco a las pruebas autonómicas y provinciales.

Entre los mejores de la historia

La moción secundada por todos los grupos municipales, recoge la siguiente afirmación: «Eduardo Castelló ha sido uno de los mejores ciclistas profesionales de todos los tiempos, tanto en el ámbito provincial como regional», y recuerda sus tres participaciones en el Tour de Francia y las siete en las que corrió la Vuelta. Aunque si de enumerar carreras se tratara, haría falta mucho más que estas líneas, porque su trayectoria suma una década de éxitos.

«La vida de una persona no solo se mide por sus triunfos profesionales, sino también por su calidad humana», dice el argumentario, y en esa faceta es donde Eduardo Castelló parece atesorar más méritos. Y por todas esas razones, en cuanto exista disponibilidad, la Vall le reservará un espacio urbano que permitirá que en el futuro, cuando un niño vea su nombre, pregunte quién era, y entonces, alguien relatará la historia de un hombre sencillo que logró grandes metas, siempre compartidas.