Tienen dotación presupuestaria y la experiencia de los años anteriores, pero la voluntad de los ayuntamientos costeros para reforzar sus plantillas de policía ante la llegada de turistas choca contra los impedimentos de las administraciones superiores. Por primera vez, los municipios no pueden contratar interinos, porque la ley autonómica no permite estos supuestos, y deberán pasar el verano con los mismos agentes que en invierno, a pesar de que las necesidades aumentan, al multiplicar por cinco su población en muchos casos.

El alcalde de Peñíscola, Andrés Martínez, reconoce que si no hay interinos ni autorización para tener agentes privados lo van «a pasar muy mal», porque no podrán atender «todos los servicios propios de la temporada». Es por ello que desde su administración van a hacer «todo lo posible para que haya un punto de acuerdo». «No solo se dedican a controlar el tráfico o la calle, también hay mucha tarea que no se observa a simple vista», argumenta.

La alcaldesa de Benicàssim, Susana Marqués, explica que en localidad tienen «muchos refuerzos en el caso de los festivales, más la seguridad privada en el interior de los recintos, pero cuando los asistentes están en la calle ya son responsabilidad de las instituciones locales», subraya.

GASTOS DE PERSONAL / Marqués añade que su municipio «no puede permitirse tener contratados 80 agentes todo el año, cuando las necesidades en temporada baja son de 40». El primer edil de Peñíscola detalla que la ratio de efectivos «es de 1,8 agentes por 1.000 habitantes en la Comunitat». «Nosotros contamos con 38, por lo que nuestra plantilla estable está sobredimensionada para los 8.000 habitantes que tenemos», dice. Ante este panorama, apela a la comprensión de las demás instituciones, para que permitan probar la experiencia de vigilantes privados, «en espacios acotados y como parche», porque querrían «tener siempre a policías», de la misma manera que han tenido «cada verano».