Con un Teatro Alcázar lleno de alumnos de Primaria y Secundaria, ayer, en Nules, se sentaron las bases para marcar la diferencia frente al acoso escolar. De la mano de Juan Manuel Montilla, El Langui, y el exjugador de baloncesto Iñaki Zubizarreta, la asociación Nace y el Ayuntamiento pusieron los puntos sobre las íes ante una problemática que forma parte del día a día en muchos centros educativos.

La experiencia que compartió Zubizarreta fue dura, la de la víctima. «Me llamaban Jacobo, cuanto más alto más bobo, y subnormal, solo por mi aspecto físico», explicó, pues ya de pequeño destacaba por su corpulencia y estatura. Se sintió aislado no solo por sus compañeros, sino también por el centro. El auditorio enmudeció en el momento en que relató cómo se acercó a un acantilado pensando en el suicidio.

Por su parte, El Langui mostró la otra realidad posible, la suya, la del que podría parecer débil, pero con el apoyo de amigos y compañeros no llega a serlo. «Cuando alguien se burlaba de mí o quería excluirme, mis compañeros se ponían de mi parte», dijo, aunque reconoció que no siempre es fácil. Por eso insistió en que «valiente es el que se posiciona del lado del más débil», sabiendo que el acosador puede convertirte en el centro de sus frustraciones.

La vicepresidenta de Nace, Carmen Cabestany, profesora de profesión, describió al detalle qué es el bullying y cómo se produce, lanzando mensajes tan contundentes como: «Todos podemos y debemos hacer algo contra el acoso escolar». «No se consigue la aceptación sometiéndose a lo que dice otro». «El que acosa lo hace desde la cobardía». Los asistentes a la convocatoria conocieron el principio de la balanza, en el centro de la cual «están los ojos y los oídos del acoso». De hecho, el mensaje final fue el del «compromiso por el cambio», rompiendo la espiral de silencio que consiente el maltrato por miedo o complicidad con el que abusa.