El Ayuntamiento de Nules ha presentado una denuncia contra la ganadería de Rehuelga por presunta estafa, tras descubrir que les han «vendido como cerril un toro que en realidad no lo era», según aseguró la concejala de Fiestas, Patricia Cascales.

El fraude se destapó el pasado viernes por la noche, cuando el representante de la Comissió del Bou de la localidad recibió una llamada de un aficionado de Algemesí en la que aseguraba que el toro que tenían previsto embolar el sábado por la noche «ya había sido exhibido». En concreto fue en un concurso de recortes en esta localidad valenciana. La sospecha no tardó en convertirse en prueba «cuando los miembros de la comisión pudieron ver unos vídeos en los que aparecía el toro en Algemesí», explicó Cascales.

La concejala de Fiestas recibió la notificación del engaño el sábado por la mañana y «de inmediato» empezaron a realizar las gestiones necesarias «para saber qué había pasado y sobre todo, estudiar qué se podía hacer para poder embolar el toro como estaba previsto». Para ello se pusieron en contacto de inmediato con la Policía Autonómica, que se ha hecho cargo de la investigación.

VARIAS IRREGULARIDADES/ Para el Ayuntamiento, todo lo que tiene que ver con el toro de la ganadería de Rehuelga, número 19 y guarismo 3 parece ser «bastante irregular» desde el principio.

Como se pudo averigar el sábado, el morlaco acudió al acto de Algemesí «como sobrero y por los motivos que fuera tuvo que salir a la plaza». «Lo que no tiene explicación es que no se sacrificara al finalizar el acto, como por ley debe hacerse con los toros cerriles», apuntó Cascales. La edila señaló que el caso tendría más implicaciones que la propia estafa, dado que el director taurino de ese festejo y el veterinario deberían de haber certificado su muerte, «pero el toro volvió a la ganadería».

En el mes de julio, a través de un intermediario con el que el Ayuntamiento de Nules suele trabajar de forma habitual, visitaron esta ganadería y se les ofreció el astado de la polémica «como un toro cerril. A los miembros de la comisión les gustó, se ajustaba a precio y lo compraron».

En la documentación del contrato «hay una declaración jurada del propietario en la que asegura que es cerril» y las guías sanitarias obligatorias también corroboran esta circunstancia.

La concejala del área Cascales asegura que al final pudo ser embolado porque advirtieron a los aficionados «de que no era un toro cerril» y el seguro les dijo que estaba «cubierto». Según la Policía «estos engaños son más habituales de lo que parece».