En un momento en el que la crisis del sector citrícola ha salido a la calle y han empezado a programarse movilizaciones en defensa de los productores de la provincia de Castellón, Nules tiene más claro que el futuro de su emblema, la clementina que lleva su nombre, pasa por crear una figura de calidad que garantice precios justos para el agricultor.

Esa apuesta, iniciada hace varios años con la fracasada iniciativa de crear la marca Auténtica de Nules --tumbada por la IGP (Indicación Geográfica Protegida) Cítricos Valencianos-- dará un paso más en el próximo Congreso de Citricultura de la Plana, que se celebrará el viernes 1 de febrero.

Lo confirmó ayer el concejal de Agricultura, César Estañol, quien explicó que el programa está prácticamente definido y en su conjunto responderá «a la puesta en marcha de una figura de calidad», tratando de dar respuesta a preguntas como «qué va a aportar, cómo se definirá la zona geográfica o cómo se desarrollará».

EXPERTOS / Los nombres propios de quienes dotarán de argumentos la premisa principal son los de personas «que conocen muy bien el sector citrícola, las ventajas de las figuras de calidad y que representan experiencias exitosas», como sería el caso de José Vicente Guillem, «quien ha estado en Bruselas defendiendo este tipo de distintivos para productos agrícolas valencianos» y que tiene un concepto muy definido sobre la necesidad de decantarse por esta vía, de ahí que se le haya encargado la inauguración de este encuentro profesional bienal.

Estañol coincide con Guillem en que «tenemos un producto espectacular y hay que venderlo como tal». Y para ello, indica que «es imprescindible diferenciar la producción de Nules y de la zona geográfica sobre la que se está trabajando y que es la clave para que la clemenules suba un escalón ante una competencia que está provocando que la producción acabe en el suelo --como ya sucediera en la campaña del 2016-- porque el agricultor no obtiene un precio acorde a la calidad que está ofreciendo al consumidor».

El congreso --que hace dos años ya dio las primeras pinceladas de este enfoque evidenciando las dudas que despierta la IGP entre los productores cítricos, que no se sienten representados por este distintivo al no ofrecer los resultados prometidos--, no solo se centrará en la puesta en marcha de la nueva figura de calidad, también en que el agricultor debe considerar opciones que hasta ahora nunca se había planteado, como impulsar la promoción.

Quedan por perfilar cuestiones trascendentes, como el ámbito geográfico en el que se circunscribirá la producción de estas clemenules distinguidas. El edil confirmó que expertos en la materia ya trabajan en definir unos límites «que no coincidirán con las fronteras geopolíticas», sino que dependerán de cuestiones mucho más precisas como la orografía o la climatología, factores que objetivamente afectan a las condiciones organolépticas de la clementina más apreciada.