La plaga de conejos en el término de Moncofa sigue presente, un año después de detectarse. Desde entonces, la única novedad es la inclusión del municipio en el catálogo de plagas en la Comunitat. Los focos localizados están cerca del cauce del río Belcaire, en un antiguo vertedero de la partida de Senda l’Om, así como en las partidas Molsars y Alquería. En buena medida, los puntos más afectados son los escenarios de la especulación del boom inmobilario de la pasada década, que dio como resultado la proliferación de campos abandonados y, por tanto, de espacios propicios para la multiplicación de la especie.

El alcalde, Wenceslao Alós, manifestó que serán «más drásticos en el cumplimiento de la ordenanza de limpieza de solares y terrenos rústicos». El procedimiento se inicia con el envío de cartas al propietario, en el que se indica que su parcela debe sanearse, más la estimación del coste. Si después de tres cartas sigue sin limpiar su parcela, arranca el proceso de la sanción, de entre 100 y 1.000 euros. «Las multas coercitivas son de 100 euros mensuales, hasta que se constate que el solar esté limpio», añadió. «De esta manera, los campos con cultivos en activo evitarán la entrada de conejos, porque con el adecentamiento de los terrenos se erradicará la plaga», valoró.

Batidas

Desde hace quince días la Sociedad de Cazadores de Moncofa cuenta con los permisos necesarios para poder salir al campo todos los domingos a abatir ejemplares. Aunque no existen cálculos, se prevé que pueden acabar con hasta 9.000 ejemplares. Los participantes son, en su mayoría, jubilados que se distribuyen por los focos y durante una jornada intensiva tratan de suprimir el máximo número.

Mientras tanto, los agricultores de los cultivos de verano deben ingeniar todo tipo de barreras. A pesar de ello, hay quien ha tenido que plantar dos o tres veces, porque se han comido la futura cosecha. Santiago Mompó, técnico de la Cooperativa de Suministros y Servicios Agrícolas Ruralmoncofa, mencionó que la situación «es similar o peor a la del año anterior y hay quien, en algunos casos y ante su impotencia, han querido abandonarlo todo». Por ello buscan fórmulas directas para evitar el abandono e impedir que los animales dañen el tronco de los naranjos.

Nula rentabilidad

A todo este problema se une la nula rentabilidad del sector citrícola. Aplicar remedios a la plaga propicia que los agricultores estén desamparados. Por eso, todos ellos inciden en la necesidad de que se adecenten los campos abandonados. El año pasado se soltaron hurones adiestrados. Una acción positiva, pero ante la cantidad de conejos no se notó una mejoría significativa.