El Ayuntamiento de Vilafranca se ve obligado a hacer uso de cubas para completar el abastecimiento de agua potable a la población a lo largo de tres semanas. El motivo de esta medida --que durante este verano no se había aplicado por cuanto no existen problemas de suministro este año-- no es otro que la necesidad de parar la extracción de agua del pozo de les Llargueres.

Así lo confirmó ayer a Mediterráneo el alcalde, Óscar Tena, quien justificó la necesidad de «parar la extracción del pozo actual, porque las labores que hay que acometer en este tiempo podrían enturbiar el agua». Al respecto, indicó que se aprovecha este mes de agosto para llevar a cabo este trabajo, «coincidiendo con la menor actividad industrial en el municipio».

REFUERZO

Así, Tena señaló que, para evitar que el depósito desde el que se abastece a las viviendas se quede vacío ningún día, se reforzará el servicio con cubas, que se verterán en el mismo para garantizar el aporte que necesita la localidad a diario.

Con todo, y a través de la página de Facebook de que dispone el consistorio, se pide la cooperación de los residentes en el municipio. Solicitamos y necesitamos la colaboración de todo el pueblo para reducir al máximo el consumo de agua y, así, evitar posibles restricciones», explican.

La construcción de la nueva infraestructura, que también servirá para abastecer a los habitantes de Benassal, arrancó el pasado mes de marzo y se prevé que finalicen a lo largo del otoño, de manera que ya pueda utilizarse antes de finalizar el año. En concreto, la perforación se ubica en el barranco de la Fos y llegará a una profundidad de 1.000 metros. Posteriormente, se utilizarán las canalizaciones ya existentes de les Llargueres para llevar el agua a ambas localidades.

La Generalitat asume el coste de los trabajos (951.000 euros), y la Diputación adquirió los terrenos y lleva la dirección de obra.