Tras haber sido fuente de quejas por su estado de dejadez, ayer pudo verse a un equipo de limpieza en la balsa de agua dulce del puerto de Peñíscola. Durante los próximos días este personal se encargará de recortar la proliferación de cañas y limpiar el agua de un musgo que es especialmente visible en la parte más próxima a la escollera del recinto.

Desde hace años, la falta de regularidad en el mantenimiento de las instalaciones provoca comentarios continuos de vecinos y visitantes. Una carencia que se viene arrastrando desde hace tiempo y que la entrada de nuevos dirigentes a la Conselleria de Obras Públicas, en el 2015, no ha sido capaz de solucionar.

La lámina de agua conecta la lonja pesquera con la parte medieval de la muralla y supone una de las principales vías de entrada de turistas a la ciudad, especialmente de aquellos que acuden en autobuses, ya que estos vehículos estacionan en una explanada en las inmediaciones.

En temporadas anteriores, los equipos de limpieza fueron llamados a adecentar el entorno antes de los periodos de Semana Santa y verano, pero en este 2019 el agua estancada ofreció una mala imagen en plena Pascua. Además, junto a la materia vegetal acumulada se podían ver bolsas de plástico. Ante este panorama, residentes de la zona plantean cambiar la balsa artificial por otro espacio que permita mostrar un mejor aspecto.