La primera jornada taurina de la Fira d’Onda se inició ayer muy pronto, todavía de noche, con un encierro-desencierro de seis toros de la ganadería de Hemanos Cabello, de Alfarp, que sustituía a la prevista de Hermanos Benavent.

Pero el plato fuerte fue ya por la tarde, tras los suculentos almuerzos en los casales y bares, con la prueba de dos toros bravos de las ganaderías salmantinas de Montalvo y Los Bayones. El primero estuvo 54 minutos en el recinto y fue encerrado con cuerda tras varios intentos con los mansos.

Numerosos aficionados acudieron a la cita, y el recinto, que estrenaba nueva ubicación de cadafals, en la parte baja recayente a la ermita de San José que da nombre a la plaza del Raval, estaba completamente repleto.

Por la noche, se embolaron los dos ejemplares. La primera embolada se realizó en el Raval de Sant Josep a cargo de los emboladores La Siesta y, la segunda, en El Pla, a cargo de la cuadrilla Sae-40.

La animación llegó de la mano del tradicional pasacalle de la Fira, con la banda de la Unión Musical Santa Cecilia y la ofrenda de flores a los patrones, a cargo de las reinas y damas, el Consell y la Junta de Festes, la corporación y las peñas acompañadas por más de 30 charangas.