La parroquia de San Jaime de Orpesa será la que deberá decidir si silencia o no el reloj del campanario por la noche, tras las quejas de empresarios turísticos. Fuentes del Obispado de Segorbe-Castellón señalan que la torre es de la iglesia local y que «no hay legislación diocesana al respecto».

«Cada parroquia es independiente a la hora de determinar si tocan o no las horas por la noche», explican.

Por el momento, el párroco del municipio, José Miguel Sala, no se ha querido pronunciar sobre el tema a Mediterráneo, aunque sí que ha indicado que no le han llegado protestas por los toques horarios.

Un pronunciamento que sí que han hecho desde el Ayuntamiento. Y es que el edil de Cultura, Gonçal Tamborero, declara que el campanario «forma parte del conjunto de patrimonio que hace del casco antiguo de Orpesa un lugar especial, un elemento más de todos sus encantos».

«En cuanto a su sonido, recordamos que sus funciones acústicas son también un bien inmueble y parte del patrimonio cultural valenciano. Por eso las consideramos como parte de nuestra identidad cultural», señala Tamborero, quien añade que su postura es la de no silenciar el reloj.

Varios ciudadanos han iniciado un movimiento a través de las redes sociales en el que animan a los oropesinos a que muestren su disconformidad con la reclamación que realizan los hosteleros, en base a las molestias que afirman que producen los toques nocturnos entre sus clientes, plasmando su firma en las listas existentes en varios comercios. «Son 88 los años en los que nuestro reloj viene anunciando los cuartos, las medias, los tres cuartos y las horas», aseguran.

Sin molestias

Asimismo, aseguran que el sonido no molesta a los vecinos que viven todo el año en el casco antiguo, sino solo a algunos turistas ocasionales.

Por su parte, desde la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería y Turismo (Ashotur) han presentado una solicitud al Ayuntamiento para «racionalizar el horario del tañido de las campanas para hacerlo perfectamente compatible con el descanso, tanto de los ciudadanos como de los clientes de los establecimientos de turismo en general», según explica su vicepresidente, Luis Martí.

«Es perfectamente posible hacer viables ambos usos y que no se perjudique a nadie con este sonido que, por otra parte, consideramos que es precioso y que por supuesto es una tradición que debe continuar, pero racionalizando su uso», declaró Martí.

Al respecto, una de las propuestas que plantean es dejar mudo el reloj desde la medianoche hasta las 8.00 horas. «Es decir, 16 horas activas la campanas y ocho horas en silencio», indica.