La Ratlla del Terme entre Benicarló y Peñíscola no solo marca la línea divisoria entre los dos términos municipales sino que, en ocasiones, establece la diferencia entre la legalidad o ilegalidad de una misma empresa. Es el caso del cámping Papa del Mar situado justo en esa frontera, y con instalaciones a uno y otro lado del límite municipal. Así, tras la decisión del Ayuntamiento de Peñíscola de ordenar el cierre de esta instalación e imponerle una multa de 300.000 euros por falta de seguridad, como avanzó ayer Mediterráneo, la alcaldesa de Benicarló, Xaro Miralles, aseguró que en la zona de este término municipal, prácticamente todo se ajusta a la legalidad. «El arquitecto municipal me ha confirmado que en la parte de nuestro municipio existen unas casetas, tipo bungalow, que cuentan con la autorización pertinente», puntualizó la primera edila.

En este sentido, la alcaldesa matizó que regularmente «Turismo revisa las instalaciones para constatar que todo está correcto y conforme a la ley y, además, porque se ha detectado que existe alguna caseta más de las que están autorizadas, pero que no reviste problema alguno porque en esa zona las construcciones están ordenadas y, en todo caso, si hay alguna que no tiene autorización se solicitará el permiso».

La primera autoridad benicarlanda añadió que el caso que se da en la parte de Peñíscola es «muy diferente, porque allí hay numerosas caravanas y, a simple vista, es una situación precaria, que, probablemente, sí constituyan un peligro», explica.

En esta línea, Miralles aclara que, por parte del Ayuntamiento, «no se ha iniciado expediente sancionador alguno, ni hay intención de cerrar el cámping», porque no les «consta denuncia ni queja alguna, únicamente que, al parecer, en la última inspección que realizó Turismo sí se detectó algún bungalow más de los que se computan como autorizados, pero no entraña peligro alguno y se subsanará con un mero trámite administrativo».

abierto // El propietario del establecimiento ya ha anunciado que las instalaciones, tanto las de la parte de Benicarló como las de Peñíscola, siguen abiertas porque no tiene constancia de la orden de cierre, aprobada el 3 de noviembre. Y es que la Ciudad en el Mar considera que queda probado que se ha ejercido la actividad de cámping «sin la preceptiva licencia con peligro para la seguridad de las personas».