La participación ciudadana se ha convertido en un nuevo caballo de batalla entre el equipo de gobierno, comandado por la socialista Xaro Miralles, y los partidos de la oposición: PP y Ciudadanos. Los populares acusan al ejecutivo local de hacer un «uso partidista» y utilizar esta herramienta como «recurso propagandístico». La formación naranja, por su parte, aboga por una participación «más libre y abierta, y no tan fija y reglada, tal y como pretende que sea el gobierno local».

Las diferencias de criterio se evidenciaron con la modificación del reglamento, aprobada en el último pleno. El portavoz popular, Juan Antonio Mañá, comentó que «debería ser mucho más consensuado». Además, la mecánica de las preguntas de los ciudadanos no convence a la oposición, ya que «solo las cuestiones elegidas previamente por la alcaldesa se van a hacer públicas».